domingo, 27 de marzo de 2011

Canciones para mi funeral: Cuando yo me muera... (una explicación)

 Creo que el post anterior merece una explicación. Una explicación que ya está escrita.
Hace tiempo, en otra parte...
Y es que a veces, a una le da por pensar, y piensa cosas como esta, y las escribe, pero las sigue pensando, y poniendoles música.
Mi banda sonora.
Esto es lo que escribí.
Esta es mi explicación.
Y al final, otra canción para mi funeral.

Cuando yo me muera...
Que nadie se asuste. No me estoy muriendo. No más de lo que nos estamos muriendo todos. Ni tengo ningunas ganas de morirme. La vida es demasiado buena, aunque a veces no lo sea. Me gusta demasiado el aroma del mar, me gusta demasiado la música, y reír, me gustan demasiado las caricias y los besos, y comer, y beber, y amar. Me gusta demasiado la vida...
Fue Anna quien me hizo pensar en esas cosas, una noche, hablando de funerales, de irlandeses y de cómo nos las apañamos para superar la pena.
Y pensé...
Que cuando yo me muera, quiero que haya lágrimas, porque no hay nada más triste que un funeral sin lágrimas.
Pero también quiero que haya risas, porque la vida sin risas no vale la pena.
Cuando yo me muera quiero que se celebre mi vida, no que se lamente mi muerte. Que se celebre lo que fui, y lo que hice, y lo que viví. Que los que se quedan atrás recuerden. Quiero que haya recuerdos, cuando yo me muera. Buenos recuerdos.
Quiero palabras, y bromas, chistes y cuentos, muchos cuentos. Todos sabéis cuanto me gustan los cuentos...
Cuando yo me muera, quiero un velatorio irlandés, que esos sí que saben hacer bien las cosas. Empezará al ponerse el sol, y se alargará toda la noche, y será una noche clara de verano, en un pub donde se pueda oír el rumor del mar, o en una taberna marinera. Habrá ron, y whiskey, Guinnes y Bulmers, habrán mojitos y cremats, y quiero que alguien haga una buena queimada, en la arena, y que no se olvide del conjuro.
Tiene que haber conjuros y magia, esa noche. Y si es posible, que todo el mundo acabe borracho, de alcohol, y de risas, de mar y de lágrimas.
Y sobre todo, borracho de música.
Tiene que haber música, cuando yo me muera.
Me pido una Big Band que toque "When the Saints go Marching In", como en los funerales de Nueva Orleans (que también saben lo que se hacen).
Me pido a los Dubliners, los originales, los primeros, con Luke Kelly el pelirrojo para las tristes baladas celtas. Ya se que Luke Kelly hace tiempo que se partió a buscar el Campo del Violín, pero no importa. Que vuelva durante un tiempo para mi funeral, que se de un paseo por este lado de las cosas, y que cante "I Know my Love" y "Peggy Gordon" y "A Song for Ireland" como solo él sabía hacerlo. Y ya puestos, quiero que canten "The Irish Rover" con The Pogues, y "The Wild Rover" cuando ya estén ciegos de whiskey y cerveza negra. Y "Molly Malone", y "Danny Boy", y "In Heaven There is no Beer"...
Puestos a volver por un rato, estaría bien que apareciesen también Nina Simone y Ella Fitzgerald, cantando "Summertime" con la Big Band de Nueva Orleans.
Cuando yo me muera también tiene que haber habaneras. Me gustan las habaneras, porque huelen y saben a mar, porque tienen ritmo de olas y perfume de ron. Quiero unos guapos marineros vestidos de blanco que canten "El Meu Avi" y las "Habaneras de Cadiz", quiero que todos los que vengan a decirme adiós canten "Allá en la Habana" y "La Barca Xica" y "La Gavina", hasta que vuelva el día.
Y cuando al fin se decida a levantarse, el sol tiene que encontrar a todo el mundo durmiendo la mona debajo de las mesas, todos saciados de bebida, de comida, de palabras, de música, de risas, de lágrimas, de amor, porque esa noche será una noche para hacer el amor, que es la mejor manera de celebrar la vida.
Luego coged mis cenizas y partid mar adentro en un barco de vela. Después de tanta música y bebida, seguramente habrá silencio. No está mal, un poco de silencio. Dejad que ahora canten las olas y las gaviotas. Ellas saben las mejores habaneras.
Llegaréis al punto exacto a mediodía, y lo sabréis porque yo os lo diré, un lugar perfecto en el que el mar se habrá vuelto de plata, donde el aire será más dulce, y más cálido, donde navegarán viejos barcos piratas. Ahí es donde deberéis dejarme ir, pero no lo hagáis sin unas palabras de despedida. Me gustan las palabras. No quiero palabras tristes, aunque haya lágrimas. Quiero alegría, en mi último momento en  la tierra.
Y cuando ya me haya ido del todo, a buscar islas y estrellas marinas, antes de volver a casa, quiero que todos los que alguna vez me quisieron, mi familia, mis amigos, Luke Kelly, Nina Simone, los Dubliners, Ted Neeley, Ella Fitzgerald, la Big Band, los grupos de habaneras y Eric Iddle canten aquello tan divertido de "Always look on the bright side of life..."
Quiero que ese sea un día para celebrar la vida.
Cuando yo me muera quiero que se me eche de menos. Que se me recuerde, para que sea como si no me hubiera ido.
Que nadie pueda olvidar nunca el día en que me dijeron adiós...


"When I look into your eyes, I don't know what to say
it's been so very long we've been waiting for this day
when you give me that smile, I don't know what to give you back
so I say oh, look at that, look at the beauty of that

...
When I look into your eyes, i see your universe
and how much better your life could be, and how much worse
i see all that you've done to try and keep you hope intact
and i say, oh, look at that, look at the beauty of that

oh, look at that, look at the beauty of that

oh, i guess i was blind until I realized the sun only shines
when it shines in your eyes...

I say, oh, look at that, look at the beauty of that
oh, look at that, look at the beauty of that"

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