(Hace tiempo, en otro blog, casi en otra vida, escribí otras cosas. Cosas que siguen siendo verdad, aún ahora. Cosas que quisiera ir recuperando poco a poco. Cosas como esta...)
Quién quiera ser pirata, que levante el dedo.
Yo quiero ser pirata.
Pirata de alta montaña.
Pirata mar adentro.
Pirata de secano.
Escribí, hace mucho tiempo, en una de mis libretas negras:
"Cuando sea mayor quiero ser pirata, y navegar por los siete mares en las alas del viento."
Porque los piratas no tienen raíces, no tienen fronteras, solo alas y velas y mar y aire salado.
¿Quién quiere ser pirata?
Construiremos un barco con las velas blancas, y en el mascarón de proa pondremos una sirena, y en el palo más alto la bandera negra de la libertad, que es la única bandera que quiero. O si no, navegaremos sin banderas, hasta que encontremos la bandera de los sin bandera.
Recorreremos mares y océanos, llegaremos a las islas más remotas, buscaremos tesoros escondidos. Y cantaremos canciones tontas sobre botellas de ron, y dormiremos bajo un manto de estrellas.
Y nadie nos podrá atrapar nunca, piratas y libres por siempre, y cuando por fin venga a buscarnos la muerte, nos encontrará felices de haber vivido, y nos iremos con ella a celebrar nuestra vida a alguna taberna submarina, con los espíritus de los piratas libres que se fueron antes que nosotros.
¿Quién quiere ser pirata?
Venga. Animaos. Solo tenéis que levantar el dedo. Que cada uno se traiga su pata de palo. El barco lo pongo yo. Los mares, ya veremos.
¿Quién quiere ser pirata?
Os estoy esperando...
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