miércoles, 11 de enero de 2012

Propósitos

Como ya llevamos un rato de enero, creo que es hora de empezar a hablar de propósitos. No me gusta hacer las cosas como todo el mundo. Por eso me he esperado hasta ahora. No me gusta sentirme obligada a algo solo porque todo el mundo lo hace. Así que mis propósitos de año nuevo nacen hoy.
Perdón. No es verdad. Nacieron hace meses. Los escribí en otro sitio. Me los he vuelto a encontrar. Y quiero dejarlos aquí. Para que todo el mundo los vea.
Ahí van...


Mis propósitos.
Dejar de preocuparme. Olvidarme de la angustia. Si me preocupo, o me angustio, que sea por una buena razón. Si alguien a quien quiero sufre, me angustiaré, me preocuparé, sufriré. Todo lo demás no vale la pena. No se puede vivir angustiado. No puedo seguir viviendo con miedo. El miedo nos hace pequeños, y ya estoy harta de sentirme pequeña. No soy pequeña, ya no. No pienso dejar que nadie me lo haga creer. No voy a seguir teniendo miedo de no gustar, si a alguien no le gusto, él se lo pierde. Si a alguien le parezco pequeña, seguramente es porque él también se siente pequeño. No vale la pena seguir preocupándose por lo que piensen los demás. Lo importante es como yo me sienta, y lo que yo quiera hacer. No voy a dejar de ser feliz por lo que los demás piensen de mi. Si sus minúsculas mentes no comprenden lo que hago, no lo aceptan, peor para ellos. Ya no necesito ser aceptada. No voy a decir que no necesito ser amada, porque no es verdad. Pero no quiero que nadie me quiera por ser lo que NO soy. Quiero que me quieran por ser yo, con mis neuras, con mis rarezas, con mis locuras, con mis cambios de humor y mis extravagancias. Se acabó el complacer a todo el mundo. Se acabó ser infeliz para que los demás sean felices. Se que suena egoísta, pero ya no me importa. Mi propósito de año nuevo es ser feliz. Aunque añore el verano de días largos y claros, disfrutaré el invierno cuando llegue, del frío, de las tardes oscuras en que puedes quedarte en casa escuchando cuentos. Y si las noches son muy largas, mejor. Más horas de diversión. Y aunque añore el mar, que lo añoraré, no está tan lejos, y pienso escaparme a verlo, a sentirlo, a olerlo y a escucharlo siempre que pueda. Y si no, aquí al ladito está el bosque. No pienso dejarme vencer. Ahora no. La vida es demasiado breve para vivirla con miedo. Y lo quiero dejar por escrito para que todos seáis testigos. Para que lo sepáis. Y para que me deis un toque cuando vuelva a caer en las viejas costumbres. Las viejas costumbres suelen volver. Son así de insistentes. Espero que me ayudéis a cerrarles la puerta. Eso es todo...


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