sábado, 21 de enero de 2012

Terra Incognita

Hace tiempo que hablo de Terras Incognitas, de marinos, de piratas, de viajeros que se deslizan por los océanos de la piel. Y me doy cuenta ahora de que no me he explicado. Es decir, me expliqué hace tiempo, en otro sitio. Hablé del descubrimiento de mi Terra Incognita. Pero no aquí.
Esta es mi Terra Incognita. La que se esconde en el mapa de la piel.
La de los lugares secretos. La de los misterios. La que aún tiene tanto por descubrir...


Es la Terra Incognita de nuestra piel.
Un lugar precioso, un rincón perfecto.
Es un espacio sin nombre, allí dónde se une la base de la oreja con el cuello.
La piel parece más suave, y más dulce ahí.
Un solo roce, una caricia, o un susurro en ese precioso pedazo de ti puede llevarte, en un involuntario instante, al paraíso.
Somos criaturas sensuales, hechas para sentir, para saborear, para amar. Ese rincón sin nombre de nuestra anatomía puede ser el centro de todas las sensaciones, un lugar secreto, un mágico escondrijo del placer.
¿Como es posible que algo tan hermoso no tenga nombre?
Mi rincón secreto, mi escondrijo para las caricias, mi deseo, mi Terra Incognita.
Ese punto suave, delicado, sensible, es nuestra Terra Incognita.
Creo que ese es un buen nombre para un buen lugar.
Ese será su nombre a partir de ahora. Al menos para mi.
Será hermoso tener una Terra Incognita sobre la piel.
(Deseo el roce de unos labios piratas explorando mi Terra Incognita...)



domingo, 15 de enero de 2012

Manos


Me gustan mis manos.
No hay muchas partes de mi cuerpo que me gusten. Tal vez la cicatriz. Pero, desde luego, me gustan mis manos. Son manos finas, delicadas, con dedos largos. Manos de pianista, o de violinista. Sólo que mis manos no saben nada de pianos o de violines.
Saben de lápices y de bolígrafos. Saben de agujas de ganchillo, de colores, de pinturas y de pinceles.
Mis manos saben de plastilina, de tizas y rotuladores. Saben de lágrimas y de caricias. Y de risas, y de dolor...
Saben volar como los pájaros, y saben de mares y de libertad.
Son bonitas, mis manos. Con sus manchas, sus señales, sus grietas y sus cicatrices. Son aún más bonitas cuando me duelen, o cuando tienen las uñas pintadas de plastilina verde, o cuando se adornan con manchas de tinta y pintura.
Me gustan mis manos porque saben hacer cosas. Eso es lo que más me gusta de ellas. Me gusta que sepan pintar, aunque a veces no pinten lo que yo quiero, y que sepan escribir, aunque a veces sus palabras no sean las mías. Y es que mis manos tienen sus propias ideas. Me gusta tener manos que piensan. 
Mis manos son libres, y me gusta que lo sean. Me gusta dejarlas volar.
Me gusta tener manos que vuelan. En realidad, eso es lo que más me gusta de mis manos. Que, al final, son como yo. Un poco libres. Un poco anárquicas. Un poco piratas. Manos marineras, que quieren navegar. A veces siento el mar en las manos. Las olas, el aire salado, el sol. La libertad. Mis manos quieren irse. De vez en cuando.
Otras veces, prefieren quedarse y hacer esas cosas que tanto les gustan, que tan bien saben hacer. Cuadros y cuentos. Bufandas y muñecos. Pan y galletas. Risas y caricias.
Como me gusta tener manos que saben reír.
Cuanto me gusta tener manos que saben acariciar...

miércoles, 11 de enero de 2012

Propósitos

Como ya llevamos un rato de enero, creo que es hora de empezar a hablar de propósitos. No me gusta hacer las cosas como todo el mundo. Por eso me he esperado hasta ahora. No me gusta sentirme obligada a algo solo porque todo el mundo lo hace. Así que mis propósitos de año nuevo nacen hoy.
Perdón. No es verdad. Nacieron hace meses. Los escribí en otro sitio. Me los he vuelto a encontrar. Y quiero dejarlos aquí. Para que todo el mundo los vea.
Ahí van...


Mis propósitos.
Dejar de preocuparme. Olvidarme de la angustia. Si me preocupo, o me angustio, que sea por una buena razón. Si alguien a quien quiero sufre, me angustiaré, me preocuparé, sufriré. Todo lo demás no vale la pena. No se puede vivir angustiado. No puedo seguir viviendo con miedo. El miedo nos hace pequeños, y ya estoy harta de sentirme pequeña. No soy pequeña, ya no. No pienso dejar que nadie me lo haga creer. No voy a seguir teniendo miedo de no gustar, si a alguien no le gusto, él se lo pierde. Si a alguien le parezco pequeña, seguramente es porque él también se siente pequeño. No vale la pena seguir preocupándose por lo que piensen los demás. Lo importante es como yo me sienta, y lo que yo quiera hacer. No voy a dejar de ser feliz por lo que los demás piensen de mi. Si sus minúsculas mentes no comprenden lo que hago, no lo aceptan, peor para ellos. Ya no necesito ser aceptada. No voy a decir que no necesito ser amada, porque no es verdad. Pero no quiero que nadie me quiera por ser lo que NO soy. Quiero que me quieran por ser yo, con mis neuras, con mis rarezas, con mis locuras, con mis cambios de humor y mis extravagancias. Se acabó el complacer a todo el mundo. Se acabó ser infeliz para que los demás sean felices. Se que suena egoísta, pero ya no me importa. Mi propósito de año nuevo es ser feliz. Aunque añore el verano de días largos y claros, disfrutaré el invierno cuando llegue, del frío, de las tardes oscuras en que puedes quedarte en casa escuchando cuentos. Y si las noches son muy largas, mejor. Más horas de diversión. Y aunque añore el mar, que lo añoraré, no está tan lejos, y pienso escaparme a verlo, a sentirlo, a olerlo y a escucharlo siempre que pueda. Y si no, aquí al ladito está el bosque. No pienso dejarme vencer. Ahora no. La vida es demasiado breve para vivirla con miedo. Y lo quiero dejar por escrito para que todos seáis testigos. Para que lo sepáis. Y para que me deis un toque cuando vuelva a caer en las viejas costumbres. Las viejas costumbres suelen volver. Son así de insistentes. Espero que me ayudéis a cerrarles la puerta. Eso es todo...


domingo, 8 de enero de 2012

Piratas


(Hace tiempo, en otro blog, casi en otra vida, escribí otras cosas. Cosas que siguen siendo verdad, aún ahora. Cosas que quisiera ir recuperando poco a poco. Cosas como esta...)

Quién quiera ser pirata, que levante el dedo.
Yo quiero ser pirata.

Pirata de alta montaña.
Pirata mar adentro.

Pirata de secano.
Escribí, hace mucho tiempo, en una de mis libretas negras:
"Cuando sea mayor quiero ser pirata, y navegar por los siete mares en las alas del viento."
Porque los piratas no tienen raíces, no tienen fronteras, solo alas y velas y mar y aire salado.
¿Quién quiere ser pirata?
Construiremos un barco con las velas blancas, y en el mascarón de proa pondremos una sirena, y en el palo más alto la bandera negra de la libertad, que es la única bandera que quiero. O si no, navegaremos sin banderas, hasta que encontremos la bandera de los sin bandera.
Recorreremos mares y océanos, llegaremos a las islas más remotas, buscaremos tesoros escondidos. Y cantaremos canciones tontas sobre botellas de ron, y dormiremos bajo un manto de estrellas.
Y nadie nos podrá atrapar nunca, piratas y libres por siempre, y cuando por fin venga a buscarnos la muerte, nos encontrará felices de haber vivido, y nos iremos con ella a celebrar nuestra vida a alguna taberna submarina, con los espíritus de los piratas libres que se fueron antes que nosotros.
¿Quién quiere ser pirata?
Venga. Animaos. Solo tenéis que levantar el dedo. Que cada uno se traiga su pata de palo. El barco lo pongo yo. Los mares, ya veremos.
¿Quién quiere ser pirata?
Os estoy esperando...




sábado, 7 de enero de 2012

Manualidades navideñas.

Lo se. Ya ha pasado la navidad. Se nos ha ido antes de darnos cuenta.
Pero ha sido un tiempo bien aprovechado. Con regalitos hechos a mano y todo.
Unos cuantos ejemplos:


Un mini Tió para Carmen, mi amiga madrileña.
Saqué el patrón de aquí.
(Muchas gracias por compartir, Inge)


Brisbane, el koala de Mar.
Todo corazón. Y con un lacito de su color favorito (de Mar, quiero decir)



Mitones anticuados. Casi victorianos.
Estos son míos, pero ya llevo regalados unos cuantos. Y lista de espera.
No se si debería dedicarme a venderlos.
En fin. Será el espíritu de la navidad...